Después de los O'Higginistas y Carrerinos surgen los partidos políticos en Chile y de entre federales y estanqueros, emerge el Partido Radical, un escalón arriba en la organización social, más allá de pelucones y pipiolos y por sobre el horror de Lircay, batalla marcada por la ferocidad de los ataques en contra del adversario.
El radicalismo inspirado en la trilogía de la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad para Chile, toma forma con la Primera Asamblea Radical de Copiapó en diciembre de 1863, vigente durante los siglos XIX y XX, como constructor de la Nación, con la que ENTRAMOS JUNTOS AL SIGLO XXI.
( Del Chile pelucón a la república liberal y pluralista )Este partido que nació hace más de 140 años, es el Tercer Partido más antiguo del mundo y tiene su primer hito en el año de 1857, cuando surge un grupo liberal rebelde, anticlerical, abierto a la sensibilidad social y a la modernidad. El grupo liberal "radical" debe marchar a la guerra civil de 1859, en la que destacan los nombres de Manuel Antonio Matta y Pedro León Gallo.
Inmersos en la lucha armada por las libertades y la igualdad, escribieron memorables páginas de la historia patria, ya en la batalla victoriosa de los loros, sostenida por balas de plata. Llenos de ingenio compusieron con rapidez las viejas escopetas, fusiles y carabinas; fundieron cañones, forjaron lanzas y fabricaron balas y municiones, además de uniformes y calzado. Las mujeres bordaron las banderas y escarapelas.
Los mineros que financiaron la revolución, formaron la "Legión Huasquina", que enarboló la bandera de la estrella amarilla, bordada con pasión por la hermana de Pedro León Gallo; era el símbolo de las esperanzas de justicia, que acompañó el alzamiento hasta la derrota de Cerro Grande.
En el exilio y a pesar de todo, mantuvieron inalterable su voluntad de lucha y definieron los principios doctrinarios que inspirarían al radicalismo chileno en su primera etapa:
· Reformar la constitución ante los poderes absolutistas del ejecutivo.· Libertad electoral que debía generar "el poder" mediante el sufragio universal.· Enseñanza laica, independiente de toda tuición confesional.· Libertad de conciencia para todos los ciudadanos.· Autonomía de las Provincias para su descentralización administrativa.· Derecho edilicio en oposición al autoritarismo de la metrópoli, que residía en el palacio La Moneda.
Sus precursores y fundadores fueron jóvenes hijos de familias acomodadas, revolucionarios afrancesados: Santiago Arcos, Francisco Bilbao, José Zapiola, Federico Errázuriz, Eusebio Lillo y Benjamín Vicuña Mackenna, entre muchos otros más que se reunían en la Sociedad de la Igualdad.
El radicalismo inspirado en la trilogía de la Igualdad, la Fraternidad y la Libertad para Chile, toma la forma de partido político con la Primera Asamblea Radical de Copiapó el 27 de diciembre de 1863, su ideario vigente durante los siglos XIX y XX, lo transforman en constructor de la Nación, con la que ENTRAMOS JUNTOS AL SIGLO XXI.
A fines de 1863 y con vistas a las elecciones parlamentarias de 1864, se formó la primera Asamblea Radical de Chile en Copiapó. De la Asamblea de Santiago y Valparaíso, se destacan los nombres de los fundadores: Antonio Aguilera, Juan Aldunate Rosaura, Ramón Allende Padín, Benjamín Vicuña Mackenna, Wenceslao Vidal y Manuel Zapiola entre muchos otros. Luego vendría la Asamblea de Concepción y su proliferación en todo el país.
El Partido Radical, conformado por la clase media de las provincias, por intelectuales y profesionales que reaccionaron contra la oligarquía autoritaria, promovió las libertades individuales arraigadas en el racionalismo laico; la influencia masónica le dio un perfil absolutamente anticlerical, decisivo en la separación de la Iglesia Católica del Estado.
Sus fundadores, Manuel Antonio Matta y Pedro León Gallo, escribieron memorables páginas de la historia patria. Los principios doctrinarios que inspirarían al radicalismo chileno en su primera etapa, parecen aún sin respuesta: Reformar la constitución, Libertad electoral mediante el sufragio universal, Enseñanza laica, independiente de toda tuición confesional, Libertad de conciencia, Autonomía de las Provincias para su descentralización administrativa. Derecho edilicio en oposición al autoritarismo de la metrópoli, que residía en el palacio La Moneda.
Al sobrevenir la guerra civil de 1891, surgen las primeras contradicciones internas entre los grupos radicales. Malaquías Concha, molesto por la actitud de su colectividad, formó un grupo rebelde, que presentó un proyecto de reforma socialista, que exigía incorporar los intereses de los obreros en la plataforma política del radicalismo, la cual fue rechazada.
No obstante, el Radicalismo mostró, desde entonces, un constante apoyo a las organizaciones proletarias, teniendo así consecuencia con las ideas de una mayor igualdad y el reconocimiento de los derechos de quienes sólo tenían un salario para vivir.
La confrontación fratricida de 1981 no sólo dividió a radicales sino a los chilenos, era el gobierno de José Manuel Balmaceda; pero tras el conflicto, rápidamente este se superó, permitiendo la reconciliación de los adversarios y ocurrió así porque a los balmacedistas se les respetó, al adversario no se le humilló ni se violaron los Derechos Humanos.
Hito trascendente fue la Convención de 1906, que incorporó los valores del Socialismo Democrático y la integración de clases sociales al ideario del radicalismo chileno, en la preocupación por los más desposeidos.
En días del Centenario, 1910, fin de una época, destaca un notable radical: Valentín Letelier Madariaga, académico y político que planteó una orientación científica, ajena a todo dogmatismo; fue quien redactó el Programa del Partido Radical, en el que puso de manifiesto como teoría de la colectividad: el amor por principio, el orden por base y el progreso por fin.
Como buen radical histórico, Letelier imprimió el sello de sus doctrinas a la estructura educacional. Como político, señaló orientaciones precisas a la acción de un partido poderoso y como funcionario público, dejó huella imborrable de corrección y buen sentido.
Luchador incansable por la democracia, los derechos ciudadanos, el laicismo y la justicia social, el Partido Radical crea durante el siglo XX un reconocido TIPO HUMANO descrito por la condición militante que a veces se complementaba con las más diversas funciones de servicio social, los que consolidaron una cultura laica en una sociedad de origen conservador.
( Años de inestabilidad ) Tras el Crash de 1929, los efectos de la crisis mundial trajeron una grave situación económica al país, el encarecimiento de la vida y la paralización de las salitreras, temas de difícil solución que el liderazgo radical supo enfrentar a través de hombres como Juan Esteban Montero, ministro de Estado y posteriormente Presidente de la República.Múltiples iniciativas se desplegaron para mitigar el hambre de los cesantes y sus familias.
El Partido Radical, tuvo un período de auge en las décadas de 1920, 1930 y 1940. En esos años no fue sólo el pilar fundamental de la mayoría de las coaliciones de gobierno, sino que impuso sus valores: la política de los consensos, las alianzas y la tolerancia.
Forma el Frente Popular que se crea en 1938. El Partido Radical formó parte de esta alianza de centro izquierda junto a comunistas, socialistas democráticos y la Confederación de Trabajadores de Chile, imitando las alianzas que gobernaban Francia y España. Se consolida el respaldo al régimen democrático, la libertad, la solidaridad social y las mayorías nacionales participan de la lucha contra el fascismo y el imperialismo.
Con Pedro Aguirre Cerda, el presidente del lema "gobernar es educar", el Frente Popular inició en el país una etapa de tres administraciones sucesivas, en las que el Partido Radical fue dominante tanto con la izquierda como con los liberales.
Durante su mandato se crean la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, y la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), para promover la industrialización del país, proceso que tuvo lugar justo en el momento en que estallaba la Segunda Guerra Mundial y cuyos primeros afectados llegaron a Chile en en el Winnipeg, eran los sobrevivientes de la Guerra Civil española.
El presidente Pedro Aguirre Cerda, dio un decisivo impulso a la educación técnico profesional y a la educación primaria. También se desarrolló un extenso plan de viviendas destinadas a sectores de bajos recursos.
El Presidente Aguirre Cerda no alcanzó a completar tres años de gobierno, cuando murió, el pueblo chileno aún lo recuerda.
Continuó el proceso de industrialización, el presidente Juan Antonio Ríos Morales. Bajo su administración se promulgó la primera reforma a la Constitución de 1925, Así mismo, el nuevo gobierno radical, desarrolló empresas que permitieron el progreso general de la industria chilena: la Empresa Nacional de Electricidad, la Empresa Nacional de Petróleo, la Compañía de Aceros del Pacífico.
Juan Antonio Ríos Falleció el 27 de junio de 1946, sin alcanzar a terminar su período presidencial.
Semanas más tarde, el 3 de noviembre de 1946 asumió la presidencia de la República, Gabriel González Videla, integrando a comunistas, liberales e independientes. Durante su mandato, también promovió el desarrollo industrial del país y se tomó posesión del territorio antártico, pero incurrió en errores que atentaron en contra de las libertades sindicales y políticas, proscribiendo al Partido Comunista.
Sin embargo, durante el gobierno de Gabriel González Videla, las mujeres logran el derecho a voto. Mujeres radicales conforman una pléyade ejemplar; hay nombres como el de Amanda Labarca, la gran educadora, el de la primera ministra de Justicia, Adriana Olguín de Baltra y el de Inés Enriquez Frodem gran parlamentaria, quienes acompañarán el florecimiento de la democracia.
El último gobierno radical llegó a su término con un partido muy dividido y en general todos los partidos políticos con graves problemas internos, dando paso a los proyectos políticos excluyentes.
No obstante, más de un historiador ha considerado que el Partido Radical descuidó la revisión de su programa político, que no renovó y que desde la década del 50 se ensombrece su conducción y control del centro político, cifrado en su ligazón con la fuerza electoral de la clase media.
La Unidad Popular: la vía Pacífica al SocialismoComo fundadores de la nueva coalición de centro izquierda, el Partido Radical imprimió su sello de centro político y definió las tres áreas de la economía para este gobierno popular e impulsó la nacionalización del Cobre, con Orlando Cantuarias Zepeda como ministro de Minería del presidente Salvador Allende, quien fue electo cuando postulaba por cuarta vez, gracias al apoyo radical.
En agosto de 1971, Gabriel González Videla, renunció al partido porque consideró que la colectividad -al formar parte del gobierno de la Unidad Popular- se desviaba hacia el marxismo. El país vivía la más extraordinaria experiencia social, mostrando al mundo que el socialismo era posible a través de la vía pacífica, por voluntad expresada en las urnas.
En esta época, la bandera del radicalismo es alzada principalmente por la Juventud Radical que adjetiva su presencia con la segunda R, son los días de la Juventud Radical Revolucionaria.
( La tragedia de Chile )Nuestra historia republicana no ha registrado una crisis más profunda y prolongada que la sufrida durante los 17 años del régimen militar.Tras el bombardeo al palacio de La Moneda y la inmolación del Presidente, Salvador Allende, desde septiembre de 1973, la persecución y la injusticia se apoderó de la vida nacional; el brazo criminal de la conjura que destruyó la democracia en Chile, hizo también al Partido Radical blanco de sus ataques. Muchos radicales fueron víctimas de la represión, la cárcel, la tortura y el exilio. Emblemático es el caso de LUIS GASTÓN LOBOS BARRIENTOS, profesor y parlamentario radical detenido por Carabineros el 13 de septiembre de 1973, fue llevado a la 2° Comisaría de Temuco, donde fue rapado y luego paseado por las calles de la Ciudad.Detenido nuevamente en su domicilio fue trasladado a la cárcel de esa ciudad al sur del país. Las autoridades informaron que quedó en libertad pero testigos afirman que fue subido a un helicóptero. Los antecedentes allegados a la Comisión Rettig permiten afirmar que salió del recinto custodiado por efectivos militares quienes lo hicieron desaparecer. Sus hijos, familiares y correligionarios siguen después de 30 años preguntando por su paradero.
Los radicales, desde el momento mismo del Golpe de Estado, denunciamos el peligro que entrañaba el régimen militar y el aplicar en nuestro país un modelo económico ajeno a nuestra realidad.
Fueron 17 años de arbitrariedades y atropellos a los Derechos Humanos: permanente estado de emergencia, partidos políticos disueltos, universidades intervenidas, miles de compatriotas lanzados al exilio, libertad de expresión y de publicación coartadas, derecho de reunión limitado y la participación de las organizaciones sociales en la vida nacional, negada. Chile fue aislado por la comunidad internacional y el régimen militar censurado durante todos los años de la dictadura.
Llegado el momento de reaccionar ante la barbarie, los radicales alzaron la bandera llamando a todos los chilenos que anhelaban la libertad, la justicia y la paz. Su fuerza radicó en la certeza que, desde la independencia, la democracia dio forma a la vida y al gobierno de Chile e hizo posible su progreso.
Con impulso radical, se avanzó en el gran esfuerzo social que condujo al restablecimiento de la Democracia. Superando diferencias ideológicas, amplios sectores de la Nación resolvieron actuar conjuntamente. Con nuestra generosidad, nacía la Concertación de Partidos por la Democracia que surgió tras la victoria del NO en el plebiscito de 1988.
Luego de sufrir una sensible derrota en los comicios de 1994, los partidos Radical y Socialdemocracia acuerdan la fusión para crear el Partido Radical Socialdemócrata, PRSD, inspirado en los principios del humanismo laico y en los fundamentos políticos socialdemócratas, que procuran la construcción de una sociedad democrática y profundamente humanista.
(La Concertación y la reconstrucción de la Democracia)Chile ha tenido un desarrollo exitoso gracias a los Gobiernos de la Concertación: se restableció en parte la institucionalidad democrática y se logra el mayor crecimiento económico de su historia. La mayoría de los chilenos parecen satisfechos.
Sin embargo, el irregular desempeño del sistema político, unido a las dificultades en la gestión económica y a las dinámicas de los partidos, a las que no ha escapado el PRSD, afectados por escándalos de corrupción de algunos dirigentes, se ha generado una especie de hastío ciudadano y de rechazo a la política.
Todo ello, en momentos en que las mayorías, están a merced de un proceso que no se entiende ni logra moldear: La Globalización.
El país se moderniza, pero tenemos hoy una democracia distorsionada por imperfecciones institucionales, que han facilitado inaceptables pérdidas del patrimonio de todos los chilenos, principalmente en la minería y en los recursos naturales no renovables. El gobierno es eficiente pero con limitaciones en materias programáticas y de participación popular.
Así, el nuevo compromiso radical reside en la urgencia de dar soluciones en materias fundamentales como reestructurar el proceso educacional chileno para preparar el mejor capital del país, el capital humano y ponerlo en condiciones de responder a los desafíos de la economía global.
Hoy como ayer, tenemos necesidad de acentuar la política de descentralización administrativa a través de una efectiva regionalización, capaz de dar autonomía suficiente a las regiones del país, lugar donde se crea en realidad la riqueza nacional.
Buscamos así un tipo de democracia representativa y participativa de verdad para enfrentar la incertidumbre neoliberal; inmersos en un modelo económico depredador, proponemos seria y fundadamente avanzar en la obtención de un mayor valor agregado para nuestras riquezas básicas, en momentos en que el recurso minero está siendo dilapidado.
Para eso promovemos el establecimiento de un royalty que compense dicha depredación y que nos permita construir obras de infraestructura, que vayan a asegurar la vida de las futuras generaciones, recuperando soberanía en el ventajoso ámbito tributario que gozan las empresas extranjeras.
Los radicales consideramos imprescindible levantar una propuesta de desarrollo autosustentable, que preserve la vida en Chile y en el planeta.
Como expresión chilena del PENSAMIENTO LAICO UNIVERSAL: rechazamos la censura, las injusticias, la prepotencia, la falta de sensibilidad y todo tipo de segregación y nos oponemos a los círculos de hierro en torno al poder, a la formación de maquinarias, a la poca transparencia, a la deshonestidad.
Los Radicales admiramos la libertad, la tolerancia, la diversidad, la racionalidad, la autodeterminación y la paz, así como la verdad, la transparencia, la justicia, el honor, la virtud y la ética, por lo que nos reconocemos humanistas ecuménicos capaces de juntar lo mejor de todos los sectores para sacar adelante los ideales dentro de la diversidad.
Así, llegamos a esta celebración de los 140 años del radicalismo chileno, una Fiesta de la Civilidad, porque somos el partido político de mayor significación en la construcción de la república y la democracia. No hay institución política en Chile, que no tenga el sello del Partido Radical. Las generaciones actuales, sin tergiversaciones, han hecho suyos los postulados del radicalismo.
En la hora presente y ante la necesidad de una alternativa política que enfrente el desafío de humanizar la globalización. Chile tiene necesidad del pensamiento y de la acción del Radicalismo.